Hace unos días me han hecho un regalo peculiar, sencillo y directo al corazón, En realidad, son meras palabras que me han llegado al "hondón del alma".
El texto dice así: "Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido; de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes. Contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares a donde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolifícamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría; pero si pudiera volver atrás, trataría de tener solamente buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos; no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas. Si pudiera volver a vivir, comenzaría a andar descalzo a principio de primavera y seguiría así hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante. Pero ya ven tengo 85 años y sé que me estoy muriendo."
JORGE LUIS BORGES
Estas palabras me han provocado un gran desasosiego y deseo de cambio. Estoy en la mitad de mi recorrido vital (siendo optimista). La vida se pasa como en un soplo y la mayoría del tiempo lo malgastamos haciendo cosas que no nos producen felicidad, simplemente las hacemos por obligación o porque sí, sin plantearnos nada más.
Estas palabras me han hecho reflexionar y descubrir que quiero acabar mi viaje vital diciendo: "Tengo 85 años y sé que me estoy muriendo, pero estoy satisfecha y feliz por todo lo que he vivido, sin arrepentimientos."
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